“Uno de los objetivos del mercadillo orgánico es generar un cambio en los hábitos de consumo de la población”
Cada 15 días se instala un mercado de comida orgánica en el centro de Guadalajara
María Ochoa
Cada quince días, todos los domingos se instala un mercadillo de comida y productos orgánicos en el antiguo cine Variedades (Juárez esquina con Ocampo), justo frente al recorrido de la vía Recreactiva de Guadalajara.
El mercado, que también se instala junto al exconvento del Carmen, fue creado por jóvenes productores que estaban cansados de vender sus productos en lugares donde el precio de venta era altísimo y no les permitía ser competitivos. Así fue como estos jóvenes emprendedores comenzaron a organizar su propio mercado, donde lo más importante es que el productor obtenga ganancias por la venta del producto y al mismo tiempo mejorar los hábitos de consumo de la población.
Curiosos y consumidores vienen todas las semanas. Algunos son clientes frecuentes. Los visitantes pueden disfrutar de un delicioso pan vegano de zanahoria sin gluten. También hay un puesto de plantas ornamentales como cactus y otro donde venden galletas de cacao que no se comparan a los empalagosos chocolates de las dulcerías. El puesto de frutas y verduras orgánicas tiene apio, sandía, jitomate, ciruelas, plátano, mango, aguacate y otras plantas comestibles que sin duda se ven mejor que las que compramos cada semana en el supermercado. También hay quienes se dedican a vender otro tipo de productos naturales como jabones, cremas y extractos; o productos esenciales para el cultivo de setas como bolsas de cultivo o semillas para la siembra.
El objetivo de este lugar, de acuerdo con los organizadores, es que el mercado sea una plataforma de proyectos creativos y nuevos inventos alimenticios y que sirva para que los jóvenes tengan su primer contacto con el consumidor. Hoy en día, el mercado gira en torno a tres ejes fundamentales. El primero es su carácter de plataforma emprendedora. El mercado ayuda a los productores a que mejoren la imagen de su producto para que se establezca el concepto orgánico; es por eso que existe entre los productores una red de consumo interno que permite que el que hace mermeladas pueda comprarle la fruta al productor de plantas y así obtener productos 100 por ciento orgánicos y originales.
El segundo objetivo es el educativo. A los productores no sólo les interesa vender sus alimentos, sino también generar conciencia respecto a la importancia de la alimentación orgánica. Por eso todos los domingos se hacen talleres para niños y adultos. A los adultos se les enseña temas relacionados con la divulgación científica, nutrición y alimentos regionales; todos son impartidos por profesionales en el tema y tienen un costo de recuperación de 20 pesos.
Por último, el proyecto más reciente que ha surgido es el Mercadito itinerante, con el cual llevan sus productos a cualquier zona de la ciudad y el país para así crear un cambio en los hábitos de consumo de la población.
