Espacio de encuentro
“Un estudiante estuvo a punto de abandonar sus estudios, pero conoció la Casa y se quedó en Guadalajara”
Este recinto acoge a más de 40 jóvenes de Cuquío que estudian en Guadalajara.
Álvaro González
Cecilia Gutiérrez, estudiante de sexto semestre en Ingeniería en Sistemas Computacionales en el Instituto Tecnológico Superior de Zapopan, solía pagar mil 200 pesos al mes por una habitación en un departamento que compartía con más compañeros de su edad.
“El edificio estaba en la calle Morelos esquina con Pavón, buena ubicación, pero necesitaba algo más barato”. Al igual que Cecilia, Rubén Gutiérrez, estudiante de Mecatrónica, pagaba tres mil pesos por un departamento compartido en la colonia Santa Elena Alcalde.
Los dos tienen muchas cosas en común. Apenas superan los 20 años, les gustan las matemáticas, son originarios de Cuquío, estudian en Guadalajara y dejaron sus departamentos para mudarse, junto a otros 40 compañeros, a la Casa Cuquío.
Este recinto ubicado sobre la calle de Penitenciaria 439 (entre La Paz y Libertad) es desde agosto de 2013 la casa de muchos estudiantes que dejan su Cuquío natal para buscar un mejor futuro en la ciudad.
“Todos nos llevamos muy bien, hay mucho compañerismo y buen ambiente”, dice Cecilia, quien recibe las burlas de sus compañeros en una de las dos salas de estudio de esta casa que tiene 16 habitaciones. “Muchos de nosotros salimos a veces a cenar, pero normalmente nos gusta estar dentro de la casa y convivir”, le secunda Rubén. “Yo me llevo bien con todos, me encanta el ambiente”, agrega José Antonio Rodríguez, alumno de primer semestre de Ingeniería Civil en el CUCEI.
La encargada de la casa es Laura Corona, Regidora de Educación, Cultura y Turismo de Cuquío. Durante algunos meses vivió con Rubén. Al igual que sus compañeros, Laura, estudiante de Psicología en la Universidad de Guadalajara, pagaba más de mil 500 pesos de alquiler sin gastos incluidos.
“Soy como su madre, me preocupo mucho por ellos. Pero son personas tranquilas y responsables. A veces hacen un poco de ruido en la noche, pero cuando les pido que bajen el volumen obedecen”, afirma.
La casa consta de tres plantas, cuenta con dos áreas de estudio, internet inalámbrico, dos cocinas, ocho baños y ocho regaderas. Tiene una planta para las habitaciones y de los hombres y otra para las mujeres. En la azotea hay un espacio para lavar la ropa y secarla y una placa solar con la que se calienta el agua. Muchos de ellos tienen televisiones que conectan al cable. Al mediodía la casa es un bullicio constante. Es la hora que los alumnos del turno matutino llegan a la casa, mientras que los que tienen el turno vespertino hacen la tarea, preparan la comida y se bañan. De fondo, se escucha la narración de un partido de la Champions League.
“Muchos estudiantes nos han dicho que sin este lugar no podrían haber continuado sus estudios porque no podían costearse su estancia. Uno de ellos me confesó que estaba a punto de salir de la escuela, pero al enterarse de este proyecto decidió continuar”, afirma Laura.
Aunque en principio se pensó en no cobrar a los chicos, se les pide una cuota de recuperación de 250 pesos al mes que incluye todos los gastos y la limpieza de las áreas comunes. Además, el Ayuntamiento les ofrece un transporte semanal a Cuquío. Los alumnos sólo pagan la gasolina, aproximadamente 40 pesos por el viaje de ida y vuelta.
“Es una manera de regresar a la sociedad lo que nos está dando. Porque esta casa se paga con dinero público”.
La Casa en el futuro no acogerá sólo a estudiantes, sino también a familiares con enfermos en la ciudad que no tengan un lugar dónde dormir y espera poder aumentar el cupo a 80 estudiantes en este año.
ESTUDIANTES:
Miguel Ornelas Delgadillo
Miguel tiene 18 años y estudia el primer semestre de Ingeniería Civil en el CUCEI. Afirma que hay veces que extraña su pueblo natal, pero todas las semanas toma el autobús para ver a su familia. “La carrera me está gustando mucho. No se me ha hecho muy difícil”.
Alejandra de Alba Villa
La “güera”, como le dicen sus amigos, estudia el primer semestre de Contaduría Pública en el CUCEA. Tiene 19 años y va a la escuela en el turno vespertino. Cada ocho días se va a ver a su familia.
Carlos Ramos Ávila
Carlos es uno de los compañeros más queridos de la casa. Es el más risueño y bromista. Estudia el primer semestre de la licenciatura de Recursos Humanos en el CUCEA. “Estar aquí es una gran oportunidad porque el alojamiento es muy barato, tenemos todos los servicios y vivimos en una zona muy céntrica”.
Yésica Rodríguez Ulloa
Yésica tiene 21 años y está en séptimo semestre de la licenciatura en Sistemas de Información en el CUCEA. Por experiencia, sabe lo complicado que es vivir fuera y encontrar un sitio cómodo y barato para vivir en la ciudad. “El primer año en Guadalajara viví en una casa de asistencia en la Mesa Colorada junto a otros estudiantes de Cuquío. Era barato, pero aquí me siento más cómoda”.
NUMERALIA
La Casa Cuquío cuenta con:
16 Habitaciones
3 Plantas
8 Baños
8 Regaderas
4 Computadoras
2 Áreas de estudio
2 Cocinas