Ser el número uno, le fue posible gracias a una decidida política de transparencia, presente en todas la acciones de gobierno, a través de funcionarios con principios y convicciones.
Enrique Alfaro Ramírez
Hablar de políticas exitosas en materia de transparencia y acceso a la información requiere, en primer lugar y de manera fundamental, de calidad moral, es decir, de demostrar con hechos y con medidas concretas el compromiso de construir gobiernos abiertos.
¿Cómo logró Tlajomulco convertirse en el municipio más transparente de México en tan sólo tres años? ¿Qué hicimos para pasar del sótano de la opacidad al primer lugar de los gobiernos abiertos? No hicimos nada extraordinario, pero tampoco dejamos nada al azar: simplemente entendimos que para construir un gobierno transparente se requería, fundamentalmente, de determinación, congruencia y decisiones contundentes.
En primer lugar, entendimos que la transparencia debía ser una política transversal en toda la administración pública municipal. Es decir, colocamos a la Unidad de Transparencia en el centro de la administración, y no en una oficina aislada que tuviera que luchar contra las inercias de la burocracia; empoderamos a la Unidad de Transparencia y convertimos la política de acceso a la información en una prioridad de todo el gobierno, le otorgamos un estatus en el Gabinete a la par de los servicios públicos, la seguridad, la obra pública y las finanzas municipales. Esta medida nos permitió enviar dos mensajes contundentes al interior de la administración; el primero, para decirles a todos los trabajadores del Ayuntamiento que la transparencia tenía un rol preponderante en nuestro proyecto gubernamenal, y que tenían que darle el lugar que se merecía; el segundo, para decirles que una política exitosa en materia de transparencia requería de todas las áreas del gobierno, de todo el equipo de trabajo, y que no era una responsabilidad exclusiva de la Unidad de Transparencia o del Presidente Municipal.
En segundo lugar, le dimos coherencia y consistencia a la política de transparencia. Una vez que ésta se convirtió en una prioridad del proyecto, comenzamos a detectar año con año, las fallas, las omisiones y los errores, para corregirlos de inmediato mediante una política interna de gestión, control y seguimiento, de tal manera que nunca descendiéramos en los índices de transparencia.
Por todo lo anterior, no fue suficiente asumir el compromiso público de convertir a Tlajomulco, primero en el municipio más transparente de Jalisco y, después, en el más transparente de México. Se requirió de una política interna, de decisiones coherentes y contundentes, y sobre todo de un gran esfuerzo y determinación de parte de todos los integrantes del gobierno. Colocar a la política de transparencia en el centro de la administración pública requirió de mucho más que adecuaciones administrativas y decisiones burocráticas, requirió de una visión articulada y consistente.
Hoy, Tlajomulco está obligado a mantener sus niveles de transparencia, a innovar, a configurar una política integral de gobierno abierto, en donde no haya margen para la discrecionalidad y la opacidad. El reto es enorme, pero mientras el municipio continúe teniendo gobiernos con la misma visión y determinación, mientras se siga poniendo en el centro de la administración pública a la transparencia, y mientras se siga empoderando a la Unidad de Transparencia con hombres y mujeres con principios y convicciones, como un área autónoma, fuerte y transversal, se podrán mantener los mismos niveles y calificaciones en la materia.
Hace unos días, el Congreso del Estado aprobó una nueva Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública para el Estado de Jalisco. Independientemente de quiénes busquen colgarse la medalla de esta nueva ley, lo importante será demostrar con hechos y con acciones específicas que se puede cumplir este nuevo marco normativo.
Al final se trata de un resultado construido por hombres y mujeres, no por el azar, ni por la casualidad. Es el resultado de la disciplina, el esfuerzo y la determinación de todo un equipo de trabajo que ha hecho de Tlajomulco el mejor ejemplo de un gobierno abierto.
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