Escribir es un intento de construir un Arca de Noé para salvar todo lo que amamos: dijo Claudio Magris en la inauguración
La FIL de este año, con Argentina como país invitado, fue nuevamente el epicentro de la literatura y de los libros en español. Como ha sucedido en los últimos años, nuevamente factores externos a la literatura se colaron durante los 9 días de la feria, que acabó el domingo 7 de diciembre.
Los normalistas de Ayotzinapa estuvieron presentes en la FIL desde el primer día. Tanto en las palabras del rector de la Universidad de Guadalajara, como del canciller argentino, Héctor Timerman. Además, el lunes primero de diciembre, por la tarde, cientos de personas marcharon de la Expo Guadalajara hacia la glorieta de los Niños Héroes, para pedir justicia por la desaparición de los normalistas.
La FIL fue la cita ideal para recordar a los escritores que se fueron en este último año, como José Emilio Pacheco o Gabriel García Márquez. Y para recordar a clásicos como Carlos Fuentes u Octavio Paz.
“A Paz lo guiaba la pasión por descubrir la verdad. La verdad es incómoda. Y Paz era el intelectual más políticamente incorrecto. Nunca lo vi decir algo para quedar bien con el público, no escribía para el aplauso, sino que iba en busca de la verdad y siempre presentaba la complejidad de la vida”, dijo Enrique Krauze, durante el homenaje realizado el primer fin de semana de la Feria.
En la apertura del Salón Literario Carlos Fuentes, Nélida Piñón y Sergio Rámirez, hablaron sobre literatura y sobre el oficio de los autores. “El escritor debe abrazar todo el universo humano”, dijo Nélida Piñón.
El autor de “Las batallas en el desierto” también fue recordado en un homenaje en el que estuvieron presente sus amigos. “Hablo de él en presente porque sus palabras nos acompañarán por siempre”, decía el texto de Vicente Quirarte, leído por Laura Emilio Pacheco.
Sin embargo, la gran estrella de la FIL, con permiso de Quino, autor de Mafalda y del autor de best sellers, Ken Follet, fue el escritor italiano Claudio Magris, Premio FIL de Literatura. Durante la recepción del premio, dejó una frase que seguramente será recordada durante muchos años.
“¿Por qué se escribe? Por tantas razones: por amor, por miedo, como protesta, para buscarle un sentido a la vida. Escribir es un intento de construir un Arca de Noé para salvar todo lo que amamos, para salvar –deseo vano e imposible, quijotesco pero inextirpable– cada vida. No sé qué color tenga este grácil y maltrecho barquito de papel que podemos construir con nuestras palabras; sabemos que está destinado a hundirse pero no por eso dejamos de escribir. Y si se hunde, su escritura no será de color negro, que es ausencia de color, sino blanco, o sea la unión de todos los colores”, dijo ante la aclamacion de más de dos mil personas en el Auditorio Juan Rulfo.
