Valeria Luiselli elabora un divertido mosaico literario en la novela “La historia de mis dientes”.
“Luiselli es una de las jóvenes promesas de la literatura mexicana”
Álvaro González
Gustavo Sánchez Sánchez, alias Carretera, es un hombre particular. Vecino de Julio Cortázar, trabajó como guardia de seguridad en una fábrica de jugos junto a José Vasconcelos y Salvador Novo. Carretera sabe además contar hasta ocho en japonés, nadar de muertito y usa la dentadura de Marylin Monroe después de comprarla en una subasta.
Pero esos no son sus principales talentos. Después de hacer un curso en Estados Unidos, se convirtió en un exitoso subastador, un oficio con el que se gana la vida.
Esta rocambolesca y divertida historia es el eje central de La historia de mis dientes (Sexto Piso) de Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1981), una de las jóvenes promesas de la literatura mexicana.
La narración, contada en folletines como las novelas del siglo XIX, es un curioso viaje a través de la historia de un personaje único y entrañable.
“La novela nació a partir de un encargo de la Colección Jumex que me pidió hacer un texto para un proyecto de arte contemporáneo, pero terminó en una serie de narraciones que se enviaron a una fábrica de jugos en Ecatepec para que los obreros lo leyeran y contaran qué les había parecido. Ellos se reunían todas las semanas y grababan en video sus comentarios que me mandaban hasta Nueva York, donde vivo. Así se hizo la historia”, afirma la autora de Los ingrávidos, su primera novela publicada en 2011.
“No es una novela convencional porque tiene una estructura de folletín, pero su lectura puede ser más accesible para lectores no especializados que Los ingrávidos. El libro tiene momentos que desconciertan y un espíritu satírico con personajes que parecen sacados de una novela de Dickens o Ibargüengoitia. Es como si ellos hubieran viajado a Ecatepec”.
La escritora, quien colabora habitualmente con diarios como El País o The New York Times, arma un extravagante rompecabezas en el que se cruzan personajes increíbles y situaciones hilarantes y divertidas. Al final del libro se reproducen una serie de fotografías donde suceden partes de la narración acompañadas con citas de autores célebres.
Luiselli forma parte de una nueva generación de escritores mexicanos que, con su obra, intenta romper con la tradición de la novela mexicana del siglo XX.
“Hay muchos autores que tienen tienen la obsesión de ocupar lugares de autores clásicos. Quieren ser el próximo Carlos Fuentes, pero lo que nos salvará como escritores es tener una relación más libre y menos respetuosa con la tradición. Con los escritores de mi generación sucede un fenómeno particular, o tienen un respeto absoluto o de rechazo total con la tradición. La relación con nuestros padres literarios es un poco neurótica”, reconoce Luiselli, quien también ha colaborado con galerías de arte y ha sido libretista para el New York City Ballet.