Reneración de ciudad
Un proyecto de rehabilitación arquitectónica en la zona más dinámica de Guadalajara ha derivado en un concepto innovador de transformación del entorno urbano acorde al estilo de vida de los habitantes
Omar Magaña
Demoler un edificio que durante cuatro décadas ha ocupado una de las esquinas de la colonia Americana de Guadalajara y monetizar al máximo sus tres mil metros cuadrados de superficie resultaba, de acuerdo con el canon de la especulación inmobiliaria, una solución incontestable.
La Torre La Paz, una columna de 16 pisos con plazoleta al frente y dos edificios adyacentes para usos comerciales, cuya reestructuración era inminente, ha escapado a la fiebre de la gentrificación en una zona más que suceptible para ello. Los accionistas han preferido tomar una vía que considera la vocación de una colonia eminentemente joven y creativa y el nuevo complejo funcionará para ella y a partir de ella.
Vía Libertad, como se designa al proyecto de reestructuración arquitectónica, comercial y conceptual del complejo que en 1975 construyó el ingeniero Paulino Restelli por encargo de un empresario de calculadoras comerciales, destaca por su espíritu integrador y la manera como congenia dos necesidades aparentemente opuestas: generar rentabilidad para el mantenimiento del inmueble y crear espacios útiles para la comunidad que hace su vida en torno a él.
“La idea de esto es que, de alguna manera, se integre lo que ya está sucediendo en el barrio”, dice el arquitecto Carlos Rodríguez Bernal, quien está a cargo de la rehabilitación del edificio junto con su socia, Laura Sánchez Penichet, del despacho SPRB Arquitectos.
“Cualquier otro inversionista especularía con este terreno e intentaría sacarle hasta el último peso. La idea aquí es pensar en el espacio público con la plaza que está proyectada para generar ciudad”, agrega.
“El nuevo edificio estará listo en octubre de este año”
Sánchez Penichet y Rodríguez Bernal tienen algunos años operando en el piso seis de la torre y, en esta ocasión, han estado de acuerdo en la propuesta comercial que se desarrolla en conjunto con la empresa creativa, Taller México, y Perímetro, una oficina de recuperación del patrimonio arquitectónico en Guadalajara. El plan es promover el aprovechamiento de los 16 pisos de la torre con oficinas para creativos —casas editoriales, estudios de producción audiovisual, redacciones de publicaciones periódicas— y la transformación de los edificios adyacentes en zonas de comercio conforme al estilo de vida y las expectativas de los ciudadanos de ese distrito urbano.
Un mercado concesionado a productores regionales de alimentos en una de las alas del complejo y un centro de vida contemporánea —una tienda de decoración, otra de gadgets, vivero, veterinaria— en la otra; un rooftop (terraza) en cada una de ellas con espacio suficiente para establecimientos de comida y foros para conciertos; una galería de arte; un salón de usos múltiples en la terraza de la torre, espacios para mascotas y estacionamientos para bicicletas hablan de una apuesta que se ajusta a las tendencias de un sector de la sociedad que se esfuerza por vivir de manera sostenible.
En el caso del Mercado México (como se llamará) el objetivo es recuperar el concepto de los mercados tradicionales del país, pero promoviendo el consumo responsable y revalorando la gastronomía local.
La intervención del complejo arquitectónico renueva la cara de la torre mediante la instalación de grandes ventanales y una celosía. Pero también de sus alrededores. El proyecto, cuya idea se gestó en octubre de 2013 y estará listo en octubre de este año, pretende convertirse en un nuevo icono de la ciudad y demostrar que el reciclaje urbano es una vía para hacer ciudades más habitables.