“El artista tiene, sobre todos los tipos de civilización, la enorme superioridad de su clara visión sobre las cosas”
El Instituto Cultural Cabañas dedica una gran retrospectiva a uno de los pintores más importantes de Jalisco
Desde muy joven, Gerardo Murillo el Dr. Atl (1875-1964), realizaba largas caminatas en soledad durante meses por las selvas de Nayarit y Jalisco. De hecho, durante sus últimos años de su vida, enfermo y sin una pierna, seguía explorando la naturaleza.
“Nada me producía un placer tan profundo como caminar tres o cuatro días para alcanzar las altas vertientes de una montaña, instalarme en ellas, en una cueva o en una cabaña improvisada, y dibujar cuanto la naturaleza presentaba ante mis ojos”, llegó a confesar.
La naturaleza, los misterios cósmicos, la belleza de los volcanes, formaron parte del imaginario y fueron la principal fuente de inspiración del trabajo del artista tapatío.
Hasta el próximo mes de febrero, el Instituto Cultural Cabañas muestra buena parte de su trabajo y pensamiento en la exposición “Dr. Atl, rotación cósmica”, que reúne 34 pinturas, 28 dibujos, 12 fotografías, así como documentos bibliográficos.
La exhibición, organizada con el fin de conmemorar los 50 años de su fallecimiento y 140 de su nacimiento que se celebrará en 2015, muestra un panorama general de la polémica personalidad del pintor que quiso construir en Pihuamo una ciudad para científicos y artistas.
“El artista tiene, sobre todos los tipos de civilización, la enorme superioridad de su clara vsión sobre las cosas”, dijo alguna vez el artista. Y agregó que los pintores son los “mejores dotados para gobernar a los pueblos”.
“El pintor tiene la preeminencia, la capacidad más concentrada para penetrar los misterios. El pintor está en las alturas, porque es el hombre que ve, el depositario por antonomasia de la visión... ve más que ningún otro ser, y su mirada acostumbrada a la contemplación y el análisis de la superficie de las cosas penetra fácilmente en cualquier actividad”.
Sin embargo, la Ciudad Internacional de la Cultura, que incluiría hospitales, laboratorios astronómicos, un templo, teatro griego y un aeropuerto, nunca llegó a hacerse realidad y quedó como una utopía inacabada.
El artista jalisciense vivió algunos años, a inicios del siglo XX, en París donde se empapó de las vanguardias europeas.
Volcanes
En los años cuarenta, el pintor comenzó a sobrevolar el territorio mexicano. Fascinado por los volcanes, acuñó el término “aeropaisaje”, que mezclaba tanto exploración como la expresión gráfica.
“Una cámara fotográfica, bien manejada desde un aeroplano, produce maravillas, pero maravillas pequeñas”, comentó.
En su faceta como ensayista, escribió “Cómo nace y crece un volcán”, un libro a medio camino entre el ensayo y el texto científico, que reúne sus experiencias y observaciones, así como sus dibujos. La exposición muestra más de una decena de cuadros, en mediano y gran formato, con paisajes volcánicos y volcanes en erupción.