Para entender el origen de la sobrepoblación que experimentó Tlajomulco entre 1997 y 2003, es necesario revisar la historia para conocer a los verdaderos culpables.
Durante dicho periodo Tlajomulco fue gobernado por el PRI, en una administración que permitió convertir más de mil 800 hectáreas de bosques y valles en terrenos “aptos” para poblarse, esto a petición de empresas privadas y sin que se realizaran los estudios de edificación pertinentes.
Así fue como se construyeron más de 85 mil casas, la gran mayoría con paredes delicadas y ubicadas en zonas extremadamente alejadas del alcance de los servicios municipales, perjudicando al medio ambiente y a miles de familias.
Dando continuidad a estas políticas irresponsables, entre 2004 y 2009, los gobiernos panistas siguieron burlando la ley al otorgar permisos para seguir urbanizando en suelos no aptos. Es por eso que fraccionamientos como Santa Fe, Rancho Alegre y Chulavista se erigieron en zonas aún más aisladas, donde realizar actividades cotidianas como llevar a los niños a la escuela o usar el transporte público, se convirtió en un vía crucis para sus habitantes.
Las calles no estaban pavimentadas ni tenían un sentido definido, por lo que recorrerlas era un martirio tanto para los peatones como para los automovilistas.
Hay quienes tienen poca memoria y no quieren recordar que ellos fueron partícipes en negocios multimillonarios de las constructoras que operaron bajo complicidad del PRI y del PAN, directamente desde las administraciones federales de Ernesto Zedillo y Vicente Fox.
Con una política de austeridad, a partir del gobierno de Enrique Alfaro se trabajó para prevenir las inundaciones, respetar las áreas naturales protegidas y en la planeación de las vialidades, siempre con el propósito de proteger el patrimonio de los ciudadanos.